lunes, 26 de octubre de 2009

Asi lo vio "La Capital." (Ya era hora ¿no?)

La vuelta de Kimberley

Goleó 4 a 0 a Chapadmalal y se quedó con el Clausura. La diferencia física, conceptual y técnica fue clara en favor de los de Damián García. Sobre todo a partir del segundo gol del pibe Zamorano, la gran figura de la final. El equipo de la Avenida Independencia no lograba un título desde el Clausura 2004.

por Sebastián Arana

Kimberley, un grande del fútbol marplatense, volvió con todo. Tras cinco años de sequía, ayer consiguió el título del Torneo Clausura de la Liga al imponerse 4 a 0 a Chapadmalal en el cotejo final.
La superioridad del conjunto de Damián García fue total. Impensada para una final. Esbozada a partir de la apertura del marcador y definitivamente plasmada luego del segundo gol.
Ambas conquistas, vitales, decisivas en el partido, las anotó Damián Zamorano, el chico de 16 años que ya fue a probarse a Real Madrid, puro talento, la figura de la final.
Su segunda conquista, un verdadero golazo, selló la historia cuando todavía quedaban casi cuarenta minutos de partido.
Más allá de una individualidad rutilante, la diferencia de orden entre un equipo y otro fue abismal. Acaso acentuada por haber pegado en momentos oportunos. Pero lo cierto es que Kimberley estuvo bien parado en la cancha, que su entrenador apostó por dos líneas de cuatro para cubrir todo el ancho del terreno y que eligió roles naturales para todos sus jugadores.
Chapadmalal, por el contrario, fue un caos. Y la baja de Cristian Scoles, desgarrado -igual fue al banco-, lo deshizo. Porque lo hizo improvisar. Defendió, como siempre, con una línea de tres, que esta vez hizo agua. Pero lo peor fue Claudio Mordcovici, presentó un mediocampo contra natura. Con tres "5". Con uno de ellos, Cristian Echeverría, parado para "enganchar", delante de una línea de cuatro volantes. Y Darío Tello, figura ante Mitre, sentado en el banco de suplentes. A los delanteros, en consecuencia, la pelota no les llegó casi nunca. En algunos pasajes, el "Tanque" D'Addato se tiró a los costados para buscar la pelota y el chiquitín Aguayo iba al área a buscar un utópico centro. Una pintura de la confusión.
Fue, en definitiva, el duelo entre una formación joven, dinámica, bien parada en la cancha, contra un equipo mal distribuido en el campo y con poquísima movilidad. El paso del tiempo, además, agrandó las distancias. Y el resultado final las graficó.
A Kimberley todo se le simplificó desde el vamos. Avisó a los seis minutos con un remate de media distancia de Zamorano apenas desviado. Golpeó duro un minuto después. Murno, por marca y juego dueño del sector central, encaró gambeteando el área rival. Lo trabaron en la media luna y la pelota quedó suelta. Parra la capturó y sacó un derechazo fuerte que Escudero desvió hacia su izquierda. Pero Zamorano recogió el rebote y convirtió con un derechazo fuerte y cruzado.
Kimberley, con el apuntado gran trabajo de Murno, controló el partido durante un buen rato. Y daba la sensación de que cuando sus jugadores se hicieran tres pases seguidos podía llegar el segundo gol, dados los espacios que había detrás de los volantes de Chapadmalal.
Sin embargo, los de Damián García se apuraron demasiado con la pelota en la última mitad del primer tiempo, la dividieron más de la cuenta y dejaron hacer pie al rival, que en los últimos minutos de la primera parte contó con algunas oportunidades. En la más clara, a los 41' D'Addato quedó mano a mano con Fraiz, tocó el balón sobre el arquero y salvaron entre Gabutti y Sánchez cuando Aguayo se aprestaba a empujar al gol.
El segundo tiempo fue otra historia. Kimberley tuvo los mismos espacios, pero cuidó mejor la pelota. Y la goleada llegó como consecuencia de una gran superioridad. Parra, de cabeza, perdió una muy buena chance a los 3'. Pero cinco minutos más tarde, tras un veloz contraataque, Zamorano recogió un rechazo corto en la puerta del área, enganchó para su pierna izquierda para eludir a un rival y sacó un zurdazo combado, que buscó el segundo palo y se metió en el ángulo superior derecho de Escudero. Fue el final de la historia.
A partir de ahí los contraataques con olor a gol fueron varios para los de Damián García. La impotencia de Chapadmalal, enorme. Traducidas en unos cuantos golpes arteros, casi nunca sancionados con severidad por el árbitro.
Con todos los espacios del mundo, Parra convirtió el tercero a los 22', con un fuerte derechazo cruzado, tras un gran pase de Murno. Y a los 33' Barros, recién ingresado, cerró la cuenta con un potente derechazo desde un ángulo cerrado. Antes y después, Escudero evitó una goleada mayor con buenas intervenciones.
En definitiva, Kimberley aplastó. Y la solidez de su andar en los play-offs lo convirtió en un lógico ganador del Clausura. En el que fue de menor a mayor. Pero en el que terminó imponiendo su orden, su determinación y la rápida madurez de algunos chicos que prometen mucho. Como un tal Zamorano.

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