martes, 21 de mayo de 2013

Una fiesta en el paraiso (Diario La Capital de Mar del Plata.)

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Una fiesta en el Paraíso

Cien hinchas llegados desde Mar del Plata cantaron, alentaron y gozaron con el ascenso de Kimberley. El público local reconoció el logro del equipo marplatense.
por Juan Miguel Alvarez
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Enviado especial

TRES ALGARROBOS.- Kimberley vivió su tarde soñada en un lugar ideal. En uno de los pocos enclaves que deben quedar en el país en el que al visitante le tienden la mano y lo tratan como en casa. Cien hinchas llegados desde Mar del Plata desde poco después del mediodía, cantaron, alentaron, gozaron, entraron a la cancha a festejar con los jugadores y, además, se fueron aplaudidos.

Desde Mar del Plata salieron dos combis y muchos autos particulares para acompañar al equipo. Y lo hicieron ruidosamente, sobre todo a medida que corrían los minutos y la consagración se acercaba. Y todos se unieron en el festejo en el final con sus jugadores y el cuerpo técnico.

Las emociones y los abrazos se multiplicaron el ruidoso vestuario ganador. Con la batuta del "Loco" Villar, el arquero suplente, los cantos resonaron en la cancha hasta bastante después del final del partido. Hubo dedicatorias para todos. Pero una muy especial. Para el emocionado "Gallego" Fernández, utilero del equipo, casi un símbolo kimberleño. Un tipo querido por todos y que, después de atravesar un serio problema de salud, se dio el gusto de ver a su Kimberley de nuevo en la órbita del ascenso del interior.

Pero lo mejor fueron las imágenes del final. La Voz del Estadio jugó su partido. Antes del partido agradeció la presencia de los hinchas marplatenses. Y al final se pasó. Mientras el público aplaudía la consagración de Kimberley, el locutor dijo: "Felicitamos a Kimberley por este campeonato. Y esperamos encontrarlos otra vez en el Argentino B". Un broche de oro para tanta cordialidad. Algo que debería ocurrir siempre. Pero que es tan poco común que provoca asombro y admiración.

Los jugadores de Kimberley se fueron tan o más aplaudidos que en Mar del Plata. Muchos con lágrimas en los ojos, conmovidos por la alegría y por tantas muestras de respeto. Y consolando y deseando suerte a los vencidos. A la manera de Obdulio Varela, el gran caudillo uruguayo, que después del Maracanazo salió por los bares a consolar a los descorazonados brasileños.

Fue, en definitiva, una fiesta completa. Que Kimberley vivió y gozó en un verdadero paraíso. En un oasis de paz y respeto. Vino a jugar una final, la ganó de visitante y se fue rodeado del júbilo de los propios y de la admiración de los extraños.

Hasta a los mismos periodistas marplatenses nos felicitaban. "Nos ganaron bien muchachos, la verdad tienen un equipazo", nos dijeron una y mil veces. También nosotros nos sentimos como en casa. Cosas para imitar en el fútbol de hoy avasallado por la violencia.

La cancha de FC Tres Algarrobos se llenó con más de mil quinientos hinchas del equipo local. Que se prepararon para vivir su fiesta. A pura bandera blanca y verde. Con bombas de humo con los colores de su equipo para recibir la entrada de su equipo a la cancha. El pueblo de tres mil habitantes vivió el choque decisivo del Torneo del Interior de fútbol de una manera muy especial. Con ansias y mucha música para matizar la previa.

También el equipo estuvo respaldado por mucha gente de la zona. Es que la Liga del Oeste suspendió su jornada para que todos pudieran disfrutar de esta final. Una medida que se agradeció mucho en Tres Algarrobos.

La delegación de Kimberley se hospedó desde la mañana del sábado en General Villegas. También allí el trato fue muy cordial. Claro que el FC Tres Algarrobos, hexacampeón de la Liga del Oeste, despierta allí menos simpatías.

En la ciudad también tiene una contra. La de Social y Deportivo Tres Algarrobos, su clásico rival. A ese club pertenece el formidable arquero Antonio Carreras, que terminó muy caliente con ellos. Es que durante la semana recibió una nota deseándole suerte, pero después se desilusionó de los suyos al verlos alentando a Kimberley, codo a codo con los hinchas marplatenses.

Manuel López fue uno de los más dispuestos en el trato con los visitantes. Sirvió en el bar del club para la gente que llegaba de Mar del Plata, asistió el ingreso de la prensa, colaboró con la información, finalmente ingresó a la cancha como camillero del equipo local y hasta ofició de alcanza-pelotas. Un todoterreno.

Eduardo Fanlo, un histórico de Kimberley (siempre parte de la organización de los torneos de verano en Mar del Plata), estuvo en la cancha monitoreando todo el proceder administrativo, la actuación de los árbitros y demás. No tuvo nada que decir.

Fabián Plaza Palacios es un "talismán" para los equipos de la ciudad. Fue kinesiólogo de Unión en sus ascensos, de Peñarol durante el tricampeonato y este año se sumó a Kimberley. El resultado no podía ser otro que el de ayer.




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