domingo, 4 de septiembre de 2011

Kimberley aprovechó todos los errores y fue un justo campeón


Los chicos de Kimberley, plena felicidad. (Fotos Francisco Mendes)
El “Dragón” abrió la final rápidamente tras un yerro defensivo de River y luego usufructuó al máximo el pésimo arbitraje de Roque Narváez que desvirtuó por completo la final del Apertura
Es inevitable pasar por alto la influencia del arbitraje que perjudicó a River. Pero es injusto restarle mérito a Kimberley que este sábado se consagró campeón del Apertura local en forma merecida tras imponerse por 2 a 0.


El elenco de Damián García, al minuto y medio, ya estaba al frente en el marcador. Se retrasó e intentó contraatacar. Pero a los 25´ se benefició con la justa expulsión de Leandro Córdoba y más aún promediando la media hora cuando Narváez empezó a equivocarse: se apresuró al mostrarle la roja a Pedrozo. El árbitro no estuvo a la altura de las circunstancias y luego quiso “compensar” expulsando erróneamente a Murno.


En el complemento, Kimberley supo aprovechar el hombres de más (10 contra 9) y antes de los primeros 10 minutos generó 4 chance nítidas de gol. No obstante, el elenco de Melcon se tranquilizó y con mucha enjundia salió del asedio. Y cuando parecía arrimarse al área rival, Kimberley dio el golpe de gracia con el tanto de Grande. Luego fueron expulsados Sotelo y Ramallo (dudosa la segunda amarilla para el chileno).


Así, en una final desvirtuada desde la primera media hora, Kimberley fue campeón. Merecidamente. Aprovechó los errores de River y de Roque Narváez para sacar la ventaja, mantenerla y justificarla.


El elenco dirigido por Damián García, en su primer ataque, abrió el marcador. Servera cambió frente hacia la derecha, Córdoba falló en el despeje y la pelota le quedó a un solitario Insaurralde, que definió con derecha bajo y cruzado.


Sin embargo, River presionó en el mediocampo y logró posicionarse lejos de Lisiecki. Y aunque no logró ser profundo, y sólo inquietó con acciones de pelota parada, progresó con Carrizo y Sotelo por las bandas.


El “Dragón” se retrasó unos metros y fue peligroso cuando intentó atacar ya que el rival defendió casi al límite. Además, Murno y Servera comenzaron a cortar los circuitos en la zona media y tomaban a la defensa de River saliendo. A los 25´ en una de esas acciones, Córdoba quedó expuesto ante Vuoso y lo derribó con una fuerte patada que le valió la expulsión.


El trabajo de recuperación y distribución del doble 5 (Murno-Servera) se acrecentó y más aún, cuando desde 40 metros Narváez determinó que Pedrozo dentro del área, apareado con Solaberrieta, simuló una infracción. Segunda amarilla (la primera por una mano) y expulsión.


Así y todo, River con mucho empuje y la pelota parada arrinconó a Kimberley. Y el roce, la fricción se hizo presente. Producto de ello, Murno fue victima de la “compensación” del árbitro y vio la tarjeta roja a los 40 minutos.


En el complemento, el “Dragón” entendió cómo usufructuar la superioridad numérica. Buscó romper por los costados y lo logró. De esta manera tuvo un par de chances para ampliar la ventaja. Al minuto Lisiecki detuvo un cabezazo de Insaurralde; a los 3´ el travesaño desvolvió un testazo del “Negro”; y a los 5´ Ortega sacó de la línea un remate de Vuoso tras una brillante acción individual de Insaurralde. Y enseguida el palo salvó a Lisiecki de un gol en contra de Rolón, luego de un tiro libre frontal que quiso despejar.


River se tranquilizó. Pasó la tormenta e intentó jugar de igual a igual. Tanto que estuvo varios minutos en campo rival. Pero las contras y avances por los costados de Kimberley eran incontenibles para el “Tripero”, que luego de pasar varios minutos cerca del área rival (tras acciones consecutivas de pelota parada) cometió otro error. A los 32´ Ortega hizo apurado y mal un lateral, que permitió la rápida recuperación e Insaurralde encaró desde la mitad de cancha con pelota dominada, hizo la pausa y el pase justo a la izquierda para el sutil toque de Grande, que finiquitó la historia.


Sin tiempo para más, preso de sus nervios e impotencia River sufrió dos expulsiones más. Kimberley movió la pelota de un lado a otro, manejó las acciones y esperó con tranquilidad el pitazo final, que determinó la obtención de un nuevo título.


Por Germán Ronchi
gronchi@diarioelatlantico.com


Galería de fotos gentileza del Diario El Atlántico de Mar del Plata
(Fotos Francisco Mendes)









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